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Recuerdo enviado por anónimo

Todo empezó un miércoles soleado de mayo, tú quizá no lo recuerdes ya. Como testigo siempre nos quedará ese calendario que jamás avanzó más al lado de nuestra primera foto de enamorados junto al mar.
 

Tras regresar del médico, te fuiste directa a la foto, aquella lágrima que se te cayó decidió permanecer para siempre junto a nosotros en aquella preciosa postal del mar de Gijón que bajo ella pusiste "recuerda tú que puedes".
 

Recuerdo como brillaba el verde de tus ojos al cogerme de la mano para pasear por la orilla de aquella playa sin final. Mientras el Cantábrico, celoso, rugía al romper contra las piedras que nos escondían de los curiosos turistas.
 

Han pasado ya tres años de aquel maldito miércoles soleado. Aquel verde brillante se apagó, el viento que hoy alborota el mar de Gijón parece ser el mismo que se empeñó en borrar todo recuerdo de tu memoria.


No todo se lo llevó, te dejó aquella sonrisa inocente que tenías cuando desconocías lo que iba a venir. Aquella pequeña sonrisa que me enamoró la primera vez que te vi.
 

Aquel día me prometiste que volveríamos a este lugar. Es miércoles y Gijón ya no es la misma que nos juntó por primera vez.
 

Nosotros tampoco somos los mismos, más cansados hemos vuelto a cumplir con el pasado. Ahora frente al mar, te tengo que devolver todo lo que me da esa sonrisa perspicaz.
 

Aunque el viento arrecie con toda su virulencia, sé que el corazón no olvida y que el tuyo aún recuerda todo lo que hemos sido por eso cada vez que volvamos a esta playa bajo esa barandilla blanca te besaré como aquella primera vez.
 

El mar de Gijón

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